lunes, 2 de octubre de 2006

EL COJON DE PACHECO

Segovia, octubre 2006


"Que a una peña solitaria y más o menos ovoidea se le llame cojón (con perdón) no es, si uno se para a pensarlo, tan raro. Más allá de la similitud formal, que la hay, existe un parentesco lingüístico, y es que a estos peñascos aislados se les denomina en la España castiza tormos o tolmos –el Tolmo de la Pedriza, sin ir más lejos–, voces que tienen su origen en la raíz indoeuropea 'tur-' (masa, bulto, hinchazón), la cual a su vez dio 'turma' (trufa, criadilla de tierra), que también vino a significar –por el parecido entre la criadilla que cría la tierra y la que cría el varón– 'testículo'. Visto así, lo raro es que el monte no esté lleno de cojones (con mil perdones).

Pero el caso es que sólo conocemos uno: el Cojón de Pacheco. El tal Pacheco era, según la hablilla popular, un fanfarrón de Valsaín que se jactaba de satisfacer cada noche a varias mujeres y al que sus vecinos le dedicaron el tolmo que hoy nos ocupa considerando que, para sacarle tanto jugo, esa parte suya tenía que ser de talla similar.

Chacota pura, claro está, pues es obvio que aquellos serranos no creían al fantasmón, ni que existiera relación alguna entre el tamaño de un testículo y el placer que un hombre puede deparar a una mujer, como tampoco hubieran creído que en el futuro tuviésemos que explicar algo tan obvio para que nadie se molestase.

La conseja no precisa la ocupación diurna del Pacheco, aparte de la de farolero, dando quizá por sabido que todos en este barrio de La Granja vivían del pinar: si no era leñador, era gabarrero o guarda forestal, o trabajaba en un aserradero. Tampoco determina la época en que pasó por este mundo ufanándose de su virilidad, pero tuvo que ser con anterioridad a 1931, por lo que enseguida se dirá.

Ese año, moría la tía de Alfonso XIII, la infanta Isabel Francisca de Asís, personaje de los más populares de la Corte y de los más asiduos de La Granja. De ella se cuenta que, en una de sus jornadas en el real sitio, paseábase con un guarda por el bosque cuando, al llegar ante esta roca que ya conocía de oídas, se hizo la tonta, la que no sabía el nombre, y el guía, no queriendo herir sus castos tímpanos –que, según se ve, no lo eran tanto–, le dijo que se llamaba la Pera de Don Guindo. La historia no recoge, y es lástima, la reacción de la dama ante esta mentirijilla pudorosa, pero nos es lícito imaginar su sonrisa picarona, como diciendo: “Ya, ya, la Pera...”

Aun siendo breve, el camino que lleva al Cojón, o a la falsa Pera, resulta pelín confuso por la mucha espesura del pinar y el laberinto que forman las vías de saca de madera. Así pues, con gran cuidado –al fin y al cabo, esto es una exploración testicular–, saldremos en su busca desde el kilómetro 127 de la carretera que baja del puerto de Navacerrada a La Granja, cerca de Boca del Asno".

Hasta aquí es un comentario encontrado en un par de páginas web que actualmente no están operativas ("Excursiones y Senderismo" y "Aliseda") así como en los diarios "El Mundo" y "El País", ignorando quien fue el primero y a quien en todo caso doy las gracias. También se hace mención a este Pacheco en una anécdota publicada en www.cronicasgabarreras.com, revista cuya lectura recomiendo encarecidamente a los que gustan de saber del Pinar de Valsaín.

Como quiera que los datos facilitados para acceder al "cojón", no me resultaron muy claros -la verdad es que el primer día que intenté encontrarle no lo conseguí- he decidido recrear la ruta con mis propios pasos, esperando que, ahora, esté clara para todo aquel que quiera seguirla.

Efectivamente, subiendo desde La Granja al Puerto de Navacerrada, al llegar al kilómetro 127 de la carretera existe, a la izquierda, una explanada en la que se puede dejar el coche y, un poco más abajo, sin necesidad de pisar el asfalto, una pista forestal que está cerrada al tráfico con una barrera, fácilmente franqueable por su parte inferior y donde empieza esta ruta (1).







Seguiremos el muy bien marcado camino que bordea las "Peñas Perdigueras" hasta llegar a un sitio llamado "Vado Zarzón" -ojo, llamado así, pero no se vadea aquí, ni en ningún otro punto de la ruta, arroyo alguno- donde existen varias desviaciones. Tenemos que girar, con el camino, a la izquierda y, seguidamente, a la derecha, tomando, de las dos opciones que entonces se presentan, también la de la derecha (2).


Avanzaremos por el camino, o arrastradero -que en el Pinar de Valsaín se confunden los unos con los otros en numerosas ocasiones- y al llegar a la primera bifurcación seguiremos por la derecha -existe un hito de piedras- (3); en la siguiente encrucijada será la izquierda por donde proseguiremos -allí pusimos otro hito de piedras- (4) y, en la próxima, a la derecha -el hito aparece un poco más adelante- (5).








Aquí se inicia una fuerte subida en la que podemos disfrutar de unos cuantos acebos -a finales de septiembre y primeros de octubre ya tenían fruto-, lo que nos permitirá, parándonos a contemplarlos, recuperar el aliento.

Más o menos a la mitad de la cuesta, junto a una roca, y señalizado por otro hito de piedras(6), se abre camino una poco señalada senda (aunque fácil de intuir en el terreno) -también ayudan otros pequeños hitos estratégicamente colocados- que nos va a subir al rellano en que se encuentra el "cojón".



Otra opción de llegar sin acceder por esa entrada, es seguir subiendo la empinada pendiente y estar atento a un hito situado encima de una roca, a la izquierda del camino, desde la cual se ve el siguiente y otro más, en línea recta, que nos conduce también hasta la piedra que buscamos.

El dato: En llegar al cojón se tarda menos de una hora y según mi gps la roca está situada a 40º 50' 50'' N - 4º 00' 49'' O y una altitud de 1.413 metros, aunque éste es un dato que, como supongo es sabido, varía según la presión atmosférica existente en el momento de la medición.






























Si quiere reproducir todo o parte de lo aquí publicado, envíeme un correo electrónico.

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1 Comments:

Anonymous JoseCSS said...

Buffff, hemos estado hoy alli, y es dificil de identificar todo, desde el punto de entrada hasta los caminos a seguir, esta lleno de bifurcaciones.

Ademas, no nos ibamos fijando mucho en esos pequeños detalles como palos o piedras, pensabamos que los "hitos" estaban bien señalizados y coloreados.

Weno, lo bueno es que no te puedes perder mucho... el camino de vuelta es "to pabajo" xDDDDD

28 de agosto de 2012, 0:14  

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