viernes, 16 de noviembre de 2007

La Chorranca




Desde la construcción del Palacio de La Granja, en tiempos de Felipe V y, también, de su viuda Isabel de Farnesio, gran parte de los recursos hídricos de la zona central de la vertiente segoviana del Guadarrama, entre Peña Citores y el Reventón, se dedicaron al abastecimiento de agua del palacio y población de San Ildefonso y, como no, al funcionamiento de las fuentes de sus jardines. A ello están dedicados los arroyos Morete, Carneros, Chorranca y Peñalara -éste parcialmente, por medio de la llamada "Cacera de Peñalara"-.



El sistema hidráulico de las Fuentes de la Granja puede verse aquí.

De esos arroyos, en el de la Chorranca se produce uno de los más bellos saltos de agua -si no el que más- de la sierra del Guadarrama, haciéndolo, además, es un hermoso rincón poblado de humedad -y por ello de musgos, líquenes, helechos ...-, de rocas y, claro es, de pinos.

Vamos, pues, a subir -que sí, hay que subir- hasta el salto de agua de la Chorranca y lo vamos a hacer por dos sitios distintos a fines de que se pueda acceder en todo tiempo hasta su base; y después, si tenemos todavía ganas -o en otro momento, otro día-, recorreremos la cacera de Peñalara, que también vale la pena.

Ni que decir tiene que para disfrutar plenamente de esta caminata -no la llamaré paseo por que habrá muchas personas para las que hacerla supondrá un esfuerzo- hay que elegir las épocas adecuadas, que no son otras que invierno -sin nieve, pero después de haber nevado como el día que hice la fotografía que encabeza, en enero de 2.007-, el momento del deshielo o después de un periodo de lluvias pues aunque en verano -y siempre- también vale la pena, la verdad es que nos perderemos, por ejemplo, la caída del agua de la cacera hasta el arroyo.


Ruta I

Para comenzar la caminata nos dirigiremos al CENEAN (ver ruta anterior) y a su edificio principal, concretamente a la esquina izquierda de su fachada, según nos acercamos a la misma (foto 1), allí tomaremos un amplio y perfectamente visible camino -llamado de Navalonguilla- por el que, poco más adelante, pasaremos junto a unas casetas de observación de aves (foto 2) y, seguidamente, franquearemos una puerta de hierro. Sin perder el camino en ningún momento llegaremos a una bifurcación, junto a una pequeña pradera (foto 3). Seguiremos por la izquierda -a la derecha tenemos el vado de Navalonguilla, con un puente de madera recientemente instalado-. Poco más adelante, a la izquierda del camino y visible desde éste, nos encontramos con la fuente del Ratón. Aquí el camino, además de empinarse ligeramente, pierde calidad y anchura. Sin desviarnos -la única posibilidad sería a la derecha, que desestimamos- acabamos llegando a una tranquera (foto 4) y a la asfaltada pista forestal.













Llegados a este punto, atravesaremos la pista y nos dirigiremos hacia un arrastradero muy visible al fondo de la pequeña pradera (y, en momentos, cargadero de troncos) allí existente -foto 5- para, en empinada cuesta, seguirle hasta que veamos, a nuestra izquierda -foto 6- un desvío que nos lleva hacia el arroyo de la Chorranca, que deberemos atravesar -si no lleva mucha agua es tarea fácil por las piedras situadas a propósito para ello- y, también y seguidamente, la cacera (en noviembre de 2.006 existía el "puente" de troncos que vemos en la foto 7), para lo que siempre encontraremos un lugar apropiado. Una vez pasada ésta ya sólo tenemos que seguir su margen en dirección contraria la corriente por la poco marcada, pero visible, senda -foto 8- para, enseguida, y en la otra ladera, poder observar la hermosa caída, por la pronunciada pendiente, de la cacera de Peñalara -foto 9-.
























La contemplación de la cacera nos va a permitir un descanso que nos vendrá muy bien. Ahora toca una prolongada y empinada cuesta. Pero creedme, vale la pena. Con la calma necesaria seguimos la senda en su ascensión y aprovecharemos el paisaje para efectuar las necesarias paradas que nos permitan recuperar la respiración; miremos a izquierda y derecha, arriba y abajo, siempre encontraremos algo (un grupo de rocas, los árboles lamidos por el arroyo, algún mirlo acuático ...) que merezca la pena observar, como el conjunto de la foto 10, ya cercano a nuestro destino. La pendiente se va suavizando poco a poco y entre los pinos se puede ya ver la parte superior del salto de agua. Hemos llegado.


El dato: El salto de agua se encuentra situado N40.86736 W3.98092, y en llegar hasta él dependerá mucho de nuestra condición física, pero en hora y media, más o menos, tenemos que haberlo hecho.

Espero que el esfuerzo haya valido la pena. A los míos, a mis compañeros, digo compañeras, de viajes, y amigos les compensó sobradamente.































Si quiere reproducir todo o parte de lo aquí publicado, envíeme un correo electrónico.

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