Miradores al valle de Valsaín - El Cerro del Puerco
El Cerro del Puerco es conocido, sobre todo, por haber sido uno de los lugares en los que, durante la "Batalla de La Granja", en la guerra incivil española, se produjeron más combates. Pero para el que escribe su mayor valor no es el histórico, ni los muchos restos de aquella guerra que en él existen, sino el paisajístico. Pese a su pequeña altura, o precisamente por ello, una vez que te sitúas en su cima notas como las montañas de alrededor, ya sean un poco más altas -el Moño de la Tía Andrea- o mucho más -Peñalara, por ejemplo- le acompañan perfecta y armónicamente, y nos permite ver como se van empinando poco a poco, desde el Cerro Pelado hasta el Montón de Trigo, desde las Camorcas hasta Siete Picos o desde Majada Hambrienta a Dos Hermanas, y ello simplemente con girar un poco la cabeza.
Llegar a lo alto del Cerro no implica más que ganas de andar un rato. No más de una hora, y de superar un desnivel de unos doscientos metros, más o menos. Y merece la pena. Sobre todo en días claros del invierno, con la nieve cubriendo las laderas de las cumbres, o de la primavera, cuando todo el cerro está pintado de verde y te puedes sentar en alguno de sus lanchares a disfrutar del sol y del panorama. Vamos a subir.
Nos dirigimos a la Pradera de Valsaín y tomamos la calle que está junto a la fábrica de madera, adoquinada, para situarnos en la parte de atrás de la industria, donde podemos dejar el vehículo y donde comienza la carretera forestal de la Cueva del Monje a la Pradera de Vaquerizas -así se llama oficialmente-, cerrada por una barrera metálica con torno para las personas (fotografía 1, para ver las fotografías en mayor tamaño, pulsar sobre ellas) -recientemente se ha modificado el acceso a dicha carretera, situando la barrera justo donde comienza el camino que se dice más abajo y ahora no hace falta superarla sino que tiene, a su derecha, una puerta por la que se accede directamente al inicio de la ruta-.
Aproximadamente cien metros después de superar la barrera, veremos como sale, a la derecha de la carretera, un camino que rápidamente gira hacia ese lado para introducirse, seguidamente, en el pinar que llevábamos a esa mano (fotografías 2 y 3).
El camino, como se aprecia en las fotografías, es amplio y en esta zona solamente tiene un posible desvío, por su derecha (fotografía 4), que no debemos tomar -nos llevaría hacia la zona donde se encuentra la Peña del Tizo-. Ese desvío se encuentra justo en el momento en que se abre el pinar y podemos observar, al fondo y arriba, nuestro destino.
Sigue el camino zigzagueando a la vez que cogiendo altura (fotografía 5), hasta que se pierde al llegar a una zona llana y abierta (fotografía 6), con grandes lanchares graníticos y hermosas vistas -justo enfrente, arriba, "El Mirador" situado en la ladera del Moño de la Tía Andrea (fotografía 7)-. Pese a no verse ahora el camino también aquí será difícil que no sepamos por donde seguir ya que, por una parte, sabiendo a donde vamos, podemos intuir la dirección correcta y, por otra, unos hitos perfectamente visibles nos ayudan en nuestro caminar.
Retomamos la subida entre las jaras que delimitan una especie de camino y, al poco, ya podemos ver, a nuestra izquierda, los primeros restos de fortificaciones (fotografía 8) y volver a encontrar una estrecha, pero marcada senda que, empinándose un poco más nos va a llevar hasta la "entrada" del Cerro (fotografía bajo el título).
El Cerro del Puerco nos muestra los restos de trincheras, edificaciones, fortificaciones, troneras; es decir, una notable variedad de construcciones bélicas que tienen su relación con la conocida como Batalla de La Granja, que tuvo lugar en la primavera del año 1.937. Se cuenta, algunas fuentes así lo dicen, que como no se conseguía tomar este cerro por la XIV Brigada Internacional, que lo intentó en cuatro ocasiones durante dos días, para llegar al último asalto hubo que "vencer" un amotinamiento mediante "la ejecución sumaria de cinco soldados al azar". Otras fuentes, con alguna base documental, cuentan que los cinco soldados "ejecutados" lo fueron por desertar. Salvajadas, unas u otras, que nos recuerdan lo que algunos llaman el "cainitismo español". En fin, parece que en esa fallida toma del cerro la XIV BI dejó novecientos muertos. En otra actitud muy española, la mayor parte de las fortificaciones existentes en la Sierra (están, en otros puntos, en Cabeza Grande, Matabueyes, Cruz de la Gallega, Peña Citores, las Camorcas, etc.) parece ser que se hicieron DESPUÉS de la Batalla de La Granja.
Una vez recordado, muy a remolque, eso sí, ese pasaje histórico, dejémosle atrás y disfrutemos de lo que estamos viendo; giremos una y otra vez la vista y, una vez llenos los ojos de paisaje, pensemos en volver. Podemos hacerlo por donde hemos ido o, como propongo, pues los regresos por caminos distintos son más amenos, hagámoslo por la carretera forestal en la que iniciamos el camino. Para ello buscaremos la salida del cerro en su parte Este, es decir como si fuésemos hacia el Moño de la Tía Andrea. Unos hitos nos ayudarán a encontrar lo que primero es sendero (fotografía 8) y, poco después amplio camino que nos llevará a dicha carretera un poco por debajo de la Cueva del Monje (fotografía 9), al llegar a ella nos iremos hacia la izquierda, bajando hasta el vado de los Tres Maderos y, otra vez a la izquierda, hasta el inicio de la ruta.
El inicio del camino está a 1.220 metros de altitud y la mayor elevación del Cerro es de 1.421. En subir se puede emplear menos de una hora, poco más o menos en bajar por el trayecto señalado.
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1 Comments:
Esta zona es impresionante. Me encanta pasarme de vez en cuando por allí para reencontrarme con la naturaleza. Un sitio perfecto para pasear en las mañanas de verano, y un poco abrigado, algún que otro domingo de invierno.
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